The Book of Boba Fett: Crítica episodios 1 a 3
Por Green
The Book of Boba Fett ya ha estrenado cinco episodios. Lentamente, el conflicto de Boba Fett y Fennec Shand por hacerse con el control de Tatooine ha progresado semana a semana en la segunda serie live-action de Star Wars que también es encabezada por Jon Favreau, Dave Filoni y Kathleen Kennedy, a los que ahora se suma Robert Rodriguez. Por eso, esta reseña analizará los tres primeros episodios de la serie y una segunda reseña será publicada dentro de poco con los otros dos episodios estrenados hasta la fecha.
La serie, que funciona como spin-off y tercera parte (por más que una tercera temporada esté en desarrollo con un estreno pensado para fin de año) de The Mandalorian, empieza en la misma posición que la escena post créditos de dicha serie fija para el cazarrecompensas Boba Fett (interpretado por Temuera Morrison, mismo actor de su padre y modelo genético en El Ataque de los Clones) y su reciente aliada Fennec Shand (interpretada por la diosa Ming-Na Wen). Fett y Shand han tomado el antiguo trono de Jabba el hutt, que tras su muerte en El Retorno del Jedi fue ocupado por Bib Fortuna, por lo que tienen como objetivo liderar su antiguo imperio criminal pero bajo una diferente perspectiva producto de la experiencia que vivió tras su última aparición en las películas de la Saga Skywalker. Desde el primer minuto la serie asume que el espectador ha visto las dos temporadas de The Mandalorian, con una personalidad visual que se ve casi idéntica a la revolucionaria serie estrenada el 2019 con excepción de algunos elementos que no están tan cuidados ni tan bien trabajados como lo es la fotografía.
A partir de ahí, el primer episodio (Stranger in a Strange Land) y el resto avanzan en dos tiempos narrativos: El presente, que es posterior a los acontecimientos de los dos primeros ciclos de The Mandalorian que ocurren en el nueve después de la batalla de Yavin; y el pasado, que inicia tras El Retorno del Jedi y busca justificar por qué Fett demoró cinco años en recuperar su armadura y a salir de Tatooine, aunque cada vez que viajamos a este momento de la línea temporal necesitamos esperar a un torpe montaje de Boba reflexionado en un tanque de bacta. Es aquí que inicia el primer problema importante del primer episodio y que no se soluciona hasta el tercero, que el tiempo narrativo del pasado cuyo final ya es conocido resulta mucho más interesante y con una mejor construcción que el del presente, por más que ese sea el conflicto central de la serie. Debido a esto el primer episodio no cuenta con un conflicto real y solo da una idea del eventual rumbo que podría dar la serie, dedicando casi todo el tiempo a los flashbacks. Tampoco ayuda lo inconsistente que se vuelve la acción en los dos grandes momentos donde la hay, fracasando Robert Rodriguez en ese aspecto.
El segundo episodio (The Tribes of Tatooine) si bien mantiene esa postura de solo dar ideas de lo que será el conflicto del presente introduciendo personajes que serán relevantes en otros episodios (Un problema narrativo que también tienen las series de Marvel dentro de Disney+), mejora considerablemente en lo que es la acción. Y el flashback que también ocupa la mayoría del episodio está cargado con ese espíritu de aventura de Star Wars que fue esencial en producciones como The Clone Wars, Rebels, Solo: A Star Wars Story y la propia serie predecesora a The Book of Boba Fett. La directora Steph Green es una gran incorporación a Star Wars y hace un trabajo mucho mejor que el de Rodriguez en el anterior episodio. La escritura del episodio por parte de Favreau también mejora, y por primera vez el protagonista tiene algo de desarrollo mientras se ejecuta un sólido arco autoconclusivo que conduce a un explosivo y emocionante final dentro del flashback.
El tercer episodio (The Streets of Mos Espa), como ya mencioné, es el primero donde la narrativa del presente tiene avance y donde esta pasa a ser por primera vez el foco de la serie. El flashback si bien está presente, sirve como complemento al conflicto de la serie que finalmente este episodio revela sus dimensiones. Con un tono particular que mezcla la espectacularidad visual que estaba presente en The Mandalorian con un tono más artesano, una característica de Robert Rodriguez (quien vuelve a dirgir en la serie), este episodio que también tiene sus problemas pero no tan grandes como en el primero, es una pieza rara en Star Wars que hasta incluye motoqueros con implantes y que recuerda a ese estilo alocado de los cómics de la franquicia publicados por Dark Horse en los 90. Con eso en cuenta, el episodio funciona, pero The Book of Boba Fett sigue hasta este momento sin estar a la altura que su serie predecesora.
Con varios tropiezos que la alejan de la gran narrativa que hizo a The Mandalorian tan especial y un guion lento y poco equilibrado, The Book of Boba Fett es una serie que se queda en lo más mínimo de su potencial, al menos en sus primeros tres episodios. Ya veremos si los siguientes episodios logran encender esa chispa.